Arte azteca

18.09.2013 12:38

Representaciones visuales o artisticas

 
 

Las manifestaciones visuales o artísticas Aztecas forman parte de las más importantes entre las culturas precolombinas. Casi todas las obras (Escultura, orfebrería, cerámica, literatura, etc.) tienen un carácter social, es decir, el arte estaba al servicio del estado y servía para reforzar la identidad del pueblo mexica. Así mismo, y dada la importancia de la religión en la sociedad, muchas de las manifestaciones artísticas tienen componentes míticos.
 
Escultura:

El pueblo azteca fue un pueblo muy buen escultor. La escultura aparece generalmente asociada a los grandes edificios, y es monumental a la vez que realista. La mayoría de las piezas representan a dioses, mitos, leyendas y gobernantes. Son obras destacables: 

- Coatlicue (diosa de la tierra) 
-la cabeza de Coyolxauhqui (diosa de la Luna e hija de Coatlicue) 
-la Piedra del Sol o Calendario azteca 
-El monstruo de la tierra Tlaltecuhtli 
- la Piedra de Tizoc, enorme disco que narra en un friso las conquistas y batallas de los aztecas entre 1481 y 1486. 

La escultura de pequeño tamaño en piedra tuvo también una gran importancia. Suele pertenecer más al ámbito de lo cotidiano, reproduciendo, generalmente, animales y objetos comunes. Algunas piezas conservan restos de pintura e incrustaciones realizadas con piedras diferentes. 

 
Coatlicue (diosa de la tierra)

 
La cabeza de coyolxauhqui

                               
Orfebreria:
 
En cuanto a la orfebrería, debido a sus conocimientos de física, los aztecas emplearon varias técnicas como fundir el oro con la plata y demás.
Normalmente el metal se combinaba con piedras preciosas como la turquesa, la amatista, el jade o el cristal de roca o con conchas.
Además elaboraban todo tipo de figuras y adornos para sus cuerpos como pulseras, collares, pendientes, etc.
Aunque no llegaron a ser tan buenos orfebres como los mixtecos (Monte Albán), produjeron trabajos de gran pericia .
Sobre todo realizaron piezas de joyería, aunque también se han encontrado  recipientes y figuras, algunas de estas últimas articuladas. 

 
Cerámica:
 
Esta fue la manifestación artística más difundida, sobre todo de temática religiosa y entre las que destacan figurillas femeninas de fertilidad y representaciones de dioses.
 
Todas las tribus hacían vasijas, y las de Cholula eran especialmente famosas por su cerámica roja y negra. En general se trataba de una industria de artesanía que se ejercía en casa durante las horas de ocio permitidas por la agricultura. Cierto número de alfareros que alcanzaron el favor del público como artesanos abandonaron por completo la agricultura y organizaron el gremio de los alfareros.
Para cocinar usaban vasijas utilitarias, más bastas y destinadas a un trato más duro.
 
Las piezas más finas de cerámica, casi tan delgada como la buena porcelana, las vasijas más bellamente decoradas que los arqueólogos han encontrado, se encontraban en las tumbas, con los muertos, como una ofrenda que acompañaría al difunto en su viaje hacia el recinto de los dioses.
 
Literatura:
 
Los manuscritos (Codices)  servían para plasmar narraciones históricas, religiosas o ceremoniales. De ellos hay que nombrar el Códice borbónico y el Tonalamatl Aubin, los más antiguos, y los pertenecientes al grupo Magliabecchiano, entre los que destacan el propio Magliabecchiano, el Códice Tudela, el Códice Ixtlilxóchitl y el Códice Veitia.
A la llegada de los españoles muchos de los textos de los códices fueron recopilados en libros escritos en lengua náhuatl con caracteres latinos, como los llamados Anales de Tlatelolco, los Códices Matritenses de fray Bernardino de Sahagún y, sobre todo, por su gran calidad literaria, la Colección de cantares mexicanos y Los romances de los señores de la Nueva España, donde se ensalza lo bello, lo efímero y lo sutil de la vida. El mundo de la música y la danza corría parejo al de la literatura. Por lo que sabemos existieron gran variedad de instrumentos musicales de los que se sirvieron para realizar escalas pentatónicas y, en ocasiones, de seis, siete o más tonos.